1. Mi vida sin ti - Crónicas de un desastre

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Amanecí como un día cualquiera, dispuesta a comerme el mundo. 

En mi mundo desde que tengo uso de razón siempre he tenido un amigo inseparable.
Mi móvil.

Con el he vivido mil aventuras, me ha acompañado en los momentos más tristes y en los más felices, podría decir que el móvil es el mejor amigo del hombre, más que un perro.
Pero como los perros también necesita sus cuidados. Tienes que cuidar de tener bien cargada su batería, bien limpia la pantalla, y sobretodo mucho cuidado con los golpes y caídas.

Los móviles desgraciadamente duran muy poco, tienes que estar cada dos años eligiendo amigo nuevo, afortunadamente con el paso de los años mejoran, así que el luto por el anterior dura muy poco cuando ves que tu nuevo amigo trae mil cosas más que el anterior no tenía.

Se podría decir que yo soy una de esas personas que no puedo vivir sin móvil, de echo mi adicción empezó mucho antes de que llegara el android... mi adicción llegó con los sms. Mi primer móvil el alcatel verde onetouch (siempre en mi memoria) y cada vez me fue adaptando a los tiempos, pasando por LG, Samsung, Sony Ericson, y todas las marcas habidas y por haber (menos los nokia).
Si, aunque parezca extraño soy la única persona que nunca nunca nunca ha tenido un Nokia, de hecho los odiaba (ahora afortunadamente el mundo por fin me da la razón con el sistema operativo que les han puesto, por fin los nokia han muerto! Y tener un nokia es peor que tener un alcatel onetouch en los tiempos que corren).
Para mi tener un nokia era como ver Perdidos cuando estaba de moda, vamos... lo que hace todo el mundo, como ir a ver el día 20 ocho apellidos catalanes y comentar lo mala que ha sido en el facebook (me adelanto a los acontecimientos, a ver si demuestro mi vena pitonisa ya de paso).
Total que yo odio todo lo que hace o adora todo el mundo, desde siempre, y actualmente odio a los Iphones.
Entré en shock cuando mi mejor amigo siempre fiel a samsung galaxy de alta gama, como yo, decidió hace poco cambiarse a Iphone; lo tuve que perdonar ya que lo achaco a la crisis de los 30, espero que pronto entre en razón y deseo con todo mi corazón que le encuentre mil defectos a su nuevo móvil y me repita mil veces: Tenias razón. Porque la tengo, y en el fondo lo sabe.

Veo que como siempre me he ido un poco del tema, así que disculpas aceptadas voy a volver al tema que me trae hasta aquí.

Día 6 de noviembre de 2015, lo recuerdo como si fuera ayer... de camino al trabajo con mi querido Samsung Galaxy Note 3 en mano, conectado a los auriculares y yo tan felicianamente dirigiéndome al trabajo, escuchando mis rumbitas, tropiezo; haciendo saltar el móvil de mis manos hasta quedar suspendido en el aire a 5 centímetros del suelo, colgando del cable del auricular. Cuando me abalanzo a cogerlo y abrazarlo y prometerle que nunca más me despistaré cae de lado apagando su luz para siempre.

Lo que puede parecer una desgracia, y es una desgracia para mi, lo convierto en un reto.
Podré vivir 1 mes sin móvil? Y lo que me gustan los retos, y lo que me gusta demostrar que puedo hacer algo inimaginable para los que me rodean.
Entre risas todos me dijeron que no duraría ni un día. Ja! No me conocéis... y así empezó todo.

Aquella misma noche al dirigirme hacia casa, me di cuenta que habían unas cuantas personas en la calle... que harían a esas horas? Era algo habitual? O igual era un día especial y no me había enterado... ? Seguí mi camino sin darle importancia y pensando que cuando habrían arreglado el parque que estaba cruzando, quizás aquella misma tarde habían empezado y acabado las obras. Pues les había quedado muy bonito, si señor, ya era hora.

Una vez en el metro, aburrida sin nada que hacer y psicologicamente destrozada ya que cada dos por tres tenía el impulso de mirar el cadáver de mi amado móvil, decidí jugar a mirar a la gente del metro. A mi derecha había una señora de edad madura jugando al candy crush, (debo decir que en su día cuando salió jugué al cansino Candy Crush, que no tarde en desinstalar; cuando vi a mi padre un hombre de 56 años considerado moderno, jugando y pidiéndome y reclamándome vidas cada dos por tres. Candy crush fue desterrado de mi memoria de datos y considerado automáticamente juego para viejos. Y cada día me alegraba más de no tenerlo ya que poco a poco se fue adueñando de la población adulta, y yo con mis 30 recién cumplidos no quería ni por asomo sentir que tenia nada que ver con esa gente).

A mi izquierda había un hypster de esos que anuncian por la tele, y que a mi pues la verdad también me dan mucho asco, porque ver una barba automáticamente pienso que horror de cunnilingus eso pincha y se llena de babas... Dios! Ascazo total!... hajkhfkaluiqa!!! Y efectivamente, mi amigo el hypster estaba con su asqueroso Iphone dándole a la tecla... no quise ni mirarlo.

Que juego más aburrido pensé, todo el vagón estaba absorto en sus móviles y yo era la única mente pensante que había allí. Que vida más dura. 

Cuando llegué a casa me esperaba otra sorpresa...
Después de saludar a mis perros me di cuenta que en la cocina había alguien y un olorcito a comida recién hecha bañaba toda la casa... con miedo y paso apresurado avancé hacia la cocina, pensando por dentro que no tenia que tener miedo, que un ladrón o un violador no suelen tener el detalle de hacerte la cena... O quizás si?
Posiblemente a mi padre se le habían acabado las vidas de candy y había decidido hacerme una visita sorpresa... raro en él, porque siempre avisa... pero ya sabemos que a esas edades empiezan a chochear...

Pues no... no era mi padre, era un chico.

Un chico desconocido para mi, pero a la vez con aspecto familiar y que por lo visto dijo ser mi novio.

Por lo visto siempre había estado allí desde hace un año, y yo no me había fijado... pues no era lo que se dice pequeñito... ocupaba más que un mueble y era casi tan alto como yo... con razón a veces escuchaba voces en la casa! Era el!!! Ahora todo empezaba a tener sentido...

Continuará...