Sígueme en Facebook para estar al día de todas las novedades: https://www.facebook.com/palabradefucsia/?fref=ts Los últimos acontecimientos hacían que la paciencia de Bella tocase a su fin. Llegó a la difícil conclusión de que el príncipe azul no existía. Maldijo a Walt Disney (que en su gloria esté) y se preguntó como un hombre podría haber escrito tales cuentos infantiles. No le quedó otra opción que considerar que Walt Disney era homosexual, no había otra explicación posible. Después del gran descubrimiento, y del gran despertar que había tenido cegada a Bella tanto tiempo, decidió que lo mejor era no desesperarse y vivir la vida sin preocuparse del futuro (que fácil era decirlo). Como no, decidió marcharse de la estresante y ruidosa ciudad y se fue al pueblo donde vivía su familia paterna, donde había pasado tantos, tantos veranos, tantos, tantos calimochos. Una vez instalada, y en una de esas típicas comidas familiares, la belleza de Bella dejó atónito a su p...